Mostrando entradas con la etiqueta animales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta animales. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de diciembre de 2014

SELVA CHAQUEÑA

Esta llanura limita al Oeste con la región de las Sierras Pampeanas y la del Noroeste, al Norte con las repúblicas de Bolivia y Paraguay, al Este con este último país y la región 
mesopotámica y al Sur con la llanura pampeana.


La planicie está formada por espesas capas de sedimentos continentales y marinos asentados sobre un subsuelo de rocas cristalinas del macizo de Brasilia, que sufrió un proceso de fracturación y hundimiento como consecuencia de la orogenia andina. 



Su relieve no presenta accidentes dignos de mención excepto una débil pendiente de Noroeste a Sudeste, atestiguada por la dirección de los ríos paralelos que surcan el territorio y que ocasiona numerosos meandros y cauces abandonados (madrejones).
Los tres grandes ríos que la recorren (Plicomayo, Bermejo y Salado) son caudalosos en su nacimiento, no reciben afluentes en trayectos de más de 600 kilómetros y dejan buena parte de sus aguas en esteros y bañados, siendo inútiles para la navegación, excepto el Bermejo en el tramo final de su curso inferior.








El nombre conciso del Parque Nacional Chaco no permite equívocos sobre su ubicación, en el centro-este de la provincia de Chaco, unos 130 kilómetros al norte de Resistencia. Son en total unas 15.000 hectáreas encuadradas en el bioma del Chaco Húmedo, que alterna montes, palmares, lagunas, esteros y selva en galería.
Pese a su superficie relativamente pequeña (que impide por ejemplo la presencia de grandes mamíferos, ya que estas especies necesitan mucho espacio para moverse y cazar), el Parque alterna varios paisajes: en el este y el sur, el área conocida como “Monte Fuerte”, sobresalen los bosques de quebrachos, donde crece este árbol de madera noble y dura, típica de la provincia; hacia el oeste en cambio se extienden entre los pastizales naturales armoniosos grupos de palmeras Caranday. Sobre las orillas del río Negro, siempre dentro del Parque, encuentra ámbito propicio la selva en galería, cuyos árboles alcanzan grandes alturas. Las zonas selváticas permiten diferenciar dos estratos claramente: el superior, con árboles de hasta 15 metros de altura (además del quebracho colorado, el quebracho blanco y los hermosos lapachos rosados o amarillos); y el inferior, donde crecen ejemplares más jóvenes de las mismas especies y otras de menor altura, como el algarrobo y el guayaibí. La última capa, más a altura humana, se compone de arbustos y árboles que superan hasta en dos o tres metros la estatura de una persona. El resto son zonas de transición y ambientes acuáticos: esteros, lagunas, cañadas que van y vienen según el ritmo de las lluvias y las sequías.
Un itinerario dentro del Parque debe recorrer por lo menos la zona del río Negro y la laguna de Panza de Cabra –la más importante de esta zona protegida–, donde es posible avistar los animales salvajes que se acercan a tomar agua en las orillas. En la zona de campamentos se observan algunas de las especies más confiadas, como los vistosos pájaros carpinteros, las nocturnas lechuzas y el urutaú, un pájaro de triste lamento que dio vida en la cultura indígena de la región a una hermosa leyenda.




Las zonas acuáticas –la laguna Panza de Cabra, pero también Yacaré y Carpincho– son particularmente bellas por la rica vida que se esconde en los gruesos colchones de camalotes y totorales: es difícil imaginar un espectáculo más bello que el del ocaso en estos horizontes donde el sol parece incendiar lo que toca, desde la opaca superficie de las aguas hasta los jirones de nubes que sobrevuelan los bosques. Por supuesto, además de aves como el chajá (con su fama de “pura espuma”), hay multitud de insectos. Pero al llegar la noche, sólo reina el sonoro silencio de la selva. Aunque sólo un oído experto podría diferenciar la voz de cada animal, hay que saber que en este Parque Nacional (donde lamentablemente no pudieron sobrevivir, por la persecución humana, especies como el yaguareté), viven ñandúes, monos carayá, gatos monteses, coatíes, corzuelas pardas y el rey de los roedores: el carpincho. Todo el que visita el Parque se va admirado por la hermosura y soledad de sus paisajes, pero sin olvidar que pesa sobre estos ecosistemas una espada de Damocles permanente: estas escasas hectáreas protegidas sobreviven entre campos deforestados por el hombre, y la continuidad a futuro de sus especies de fauna y flora pende de un hilo tan frágil como la capacidad humana de respetar el lugar de la naturaleza.
Selvas y rios En la provincia de Formosa, sobre la orilla derecha del río Pilcomayo, allí donde la Argentina ya se toca con Paraguay, se creó hace más de medio siglo un Parque Nacional que lleva el mismo nombre del río, con el fin de proteger el ecosistema del Chaco Húmedo (o Chaco oriental). Húmedo y caluroso, el Parque es sinónimo de abundancia (tanto en las temperaturas, que pueden llegar a los 45 grados en verano, como en fauna y flora, que lo convierten en un destino privilegiado). Ya en una primera impresión se pueden distinguir las zonas acuáticas, alimentadas por las lluvias o por las crecidas de los ríos –los terrenos llanos de la zona facilitan las inundaciones–, y los terrenos más altos donde crecen bosques de palmeras. La selva más exuberante, digna de un Tarzán capaz de comunicarse en guaraní, se extiende a orillas del río Bermejo: aquí los árboles apenas se distinguen de las lianas, las enredaderas, los helechos. Refugiados en este verde de matices infinitos para los ojos más acostumbrados, se ocultan zorros de monte, ñandúes, chuñas, monos de noche, murciélagos y los impasibles yacarés que apenas asoman sus miradas soñolientas, pero amenazantes, de la quieta superficie de las aguas. La selva también es hábitat de las boas, y de víboras peligrosas como la ñacaniná (desde ya en cualquier incursión hay que protegerse de víboras e insectos, que abundan). 

No es de extrañar que los árboles más característicos de este Parque Nacional coincidan con los del cercano Parque Nacional Chaco: quebrachos colorados, lapachos, algarrobos y urundays comparten las “isletas de monte”, los terrenos más elevados rodeados de palmares y pastizales.

 Entre las muchas curiosidades de las 45.000 hectáreas del Parque no se pueden dejar de mencionar los enormes hormigueros que se divisan a orillas de los caminos: algunos, obra de pacientes termitas, miden hasta cinco metros de diámetro




. En estas selvas viven además algunos de los animales más típicos de la Argentina: basta mencionar al tapir (el mamífero más grande de América del Sur), el aguará guazú, el oso hormiguero –el tamaño de los termiteros presagia sin duda festines para la especie– y el puma, el tigre latinoamericano que fascina por su elegancia y se hace temer por su mirada certera para la caza. La flora, por su parte, no puede menos que admirar por su variedad y belleza: aquí crecen helechos en abundancia y delicadas orquídeas




La selva enmarañada por lianas y epífitas, rica en especies con ejemplares de gran valor económico (quebracho, cedro, lapacho, etc), predomina en el Noreste, sobre suelos areno-arcillosos, interrumpida por numerosos claros donde aparecen suelos salinos o anegadizos.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Eduardo Ladislao Holmberg

Información

Eduardo Ladislao Holmberg

Personaje público(Wikipedia)
Eduardo Ladislao Holmberg (Buenos Aires, 27 de junio de 18524 de noviembre de 1937) fue un médico, naturalista y escritor argentino. Hijo del aficionado a la botánica Eduardo Wenceslao Holmberg y nieto del barón de Holmberg que acompañara en sus campañas al Dr. Gral. Manuel Belgrano e introdujera en la Argentina el cultivo de la camelia, fue una de las principales figuras de las ciencias naturales en el país, compendiando por primera vez la biodiversidad de su territorio. Fue además un prolífico literato.

Juventud

 

Procedente de familia burguesa y de origen europeo, Holmberg dominaba el inglés, el francés y el alemán ya cuando se inscribió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Se había criado en estrecho contacto con los jardines y la nutrida bibliografía de su padre, entrando tempranamente en materia de botánica y entomología. Aprendió rápidamente un elegante latín, imprescindible en los estudios científicos en la época.
Se doctoraría en 1880 con una tesis sobre El Fosfeno, pero jamás ejercería la profesión. Pese al escaso prestigio con que contaba por entonces la historia natural, ya desde hacía cerca de una década se había abocado a estudios en este sentido, que comenzó tomando apuntes sobre la fauna y la flora patagónicas que documentó en su Viajes por la Patagonia, de 1872. A partir de 1874 se abocó al estudio de los arácnidos, publicando en la década siguiente numerosos estudios sobre estos artrópodos que fundaron la disciplina en el país; ese mismo año contrajo matrimonio con Magdalena Jorge, una joven de bon ton de Buenos Aires. Publicó en los Anales de la Agricultura Argentina y el Periódico Zoológico, dos de las publicaciones científicas más importantes de la época, describiendo especies e investigando el efecto de su presencia en la actividad agrícola.
En 1877 complementó su viaje a la Patagonia con una expedición al norte, en el que recorrió el Chaco, el altiplano andino y el Cuyo. Las descripciones botánica y zoológicas que recogió en este viaje se publicaron reseñadas en el Boletín del Consejo de Educación, y luego desembocaron en estudios editados a través de la Academia de Ciencias de Córdoba, los Anales de la Sociedad Científica Argentina y la revista de la Sociedad Geográfica Argentina, además del libro Mamíferos y aves de Salta.
En 1878, junto con el entomólogo Enrique Lynch Arribálzaga, fundó la primera revista dedicada en exclusiva a la biología en Argentina, El Naturalista Argentino; sólo se publicó un número de ésta, pero la calidad del material llevó a que numerosas instituciones científicas de todo el mundo, entre ellas el British Museum, requiriesen ejemplares. La experiencia se traduciría luego en una importante colaboración con la Revista Americana de Historia Natural, fundada en 1891 por Florentino Ameghino.

 https://encrypted-tbn2.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcQSsxRxiNeVhO71rDy2f70WTaE0w3L82iDTd0fOnbwsrYZ38fJTvQ

Investigación y magisterio

Holmberg abandonó relativamente temprano el estudio de las arañas, pero abordó con entusiasmo la exploración de la diversidad biológica argentina. A partir de 1881 exploraría sistemáticamente todos los biomas del país, recogiendo el resultado de sus investigaciones en los monumentales Resultados científicos, especialmente zoológicos y botánicos de los tres viajes llevados a cabo en 1881, 1882 y 1883 a la sierra de Tandil. La exploración del Chaco la abordó en compañía de Ameghino, dando inicio a una large y fructífera colaboración. Realizó nuevas expediciones científicas a la Sierra de Tandil (1883), al [Chaco (1885), a Misiones (1897) y a Mendoza.

Monumento Homenaje al Dr. Holmberg erigido en el Zoológico de Buenos Aires, realizado por la escultora Ester Suaya.

El Jardín Zoológico

En 1888 fue nombrado director del Jardín Zoológico de Buenos Aires, al que dio un gran impulso, tanto en materia de colecciones como infraestructura. Fundado durante el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento, el Zoo no contaba aún siquiera con un plano definitivo. Holmberg designó una comisión a tal efecto, integrada por Florentino Ameghino, Carlos Berg y Lynch Arribálzaga, a la que se debe el trazado actual casi en su totalidad. Ocuparía el cargo hasta 1904, cuando se alejaría por su desacuerdo con las autoridades municipales.



El predio del Jardín Zoológico era un bajío pantanoso, cortado por las vías del Ferrocarril del Norte y ocupado en parte por un club de tiro. Holmberg contó con total libertad para las obras, que conllevaron el traslado del ferrocarril, el relleno del terreno, la diagramación del paseo y la construcción de los pabellones; suya fue la idea de diseñarlos de acuerdo a la arquitectura de su región de origen, construyendo fantásticos alojamientos de gran valor arquitectónico. El mayor de ellos no se había concluido aún cuando acabó su tarea; se trata del templo hindú destinado a alojar los elefantes, réplica diseñada por Vicente Cestari del Templo de la Diosa Nimaschi de Bombay.

Con la idea de conformar una fuente de formación zoológica de gran diversidad, Holmberg adquirió especies europeas, africanas y asiáticas para complementar la rica fauna del interior del país Implementó cambios en el trato y alimentación de las fieras, mejoró la visibilidad de éstas para el público, y alentó el papel de difusión científica del Jardín antes que el puramente recreativo; dotó al mismo de guías ilustradas, catálogos y planos con información taxonómica, y editó la Revista del Jardín Zoológico, con gran cantidad de material original. De publicación mensual, colaboraron en ella Ameghino, Juan Bautista Ambrosetti y Lynch Arribálzaga, amén del propio Holmberg, entre otros destacados científicos.

  

Actividad universitaria[

Holmberg enseñó historia natural en la Escuela Normal de Profesores y en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UBA, así como física y química. Fue elegido miembro de número de la Academia de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas el 12 de julio de 1890. Creó el Laboratorio de Historia Natural de la UBA, y fue el primer argentino en dirigir ese departamento. Publicó además numerosas obras de consulta; su monumental La fauna y la flora, que compendiaba las especies conocidas del país, fue la referencia principal en esa área durante medio siglo, y su Botánica Elemental, con medio millar de ilustraciones originales, fue el texto de consulta obligatorio para los estudiantes. Su Flora de la República Argentina sentó los principios de la fitogeografía del territorio.

La literatura

Holmberg comenzó a publicar sus devaneos literarios hacia 1872; simultáneamente con sus Viajes por la Patagonia verían la luz sus primeras obras líricas. La poesía ocupó sólo una pequeña parte de su producción literaria, destacándose el largo poema Lin-Calel, escrito en endecasílabos encadenados. Más prolífica fue su obra narrativa; fue el fundador del género de la ciencia ficción en el país, con la novela El viaje maravilloso del señor Nic-Nac, que apareció en 1875. Lejos del formato duro que adoptaría el género en el siglo siguiente, la ciencia ficción fue para Holmberg una excusa para ejercer la crítica de costumbres, la ironía moral y la especulación en clave darwinista; en esta novela, el señor Nic-Nac viajaba a Marte de forma astral, y sus desventuras en aquel planeta permitían a Holmberg burlarse de sus contemporáneos.
        
Volvería a Marte en Insomnio, de 1876, y abordaría luego una temática fantástica en La pipa de Hoffman, especulando sobre los efectos de las drogas. De 1879 data Horacio Kalibang o los autómatas, una obra de avanzada sobre la posibilidad de la fabricación de robots. Fundó además el género policial en Argentina con su célebre La bolsa de huesos, y tradujo al español los Papeles póstumos del club Pickwick, de Charles Dickens, por quien sentía gran admiración. La perspectiva sociocrítica de su literatura se hacía patente en la utopía política Olimpio Pitango de Monalia, que no publicó en vida y permaneció inédita hasta 1994.

Se retiró de la docencia universitaria el 28 de septiembre de 1915, recibiendo el homenaje de la Sociedad Científica Argentina; su despedida estuvo ornada por discursos de Leopoldo Lugones y del principal discípulo de Holmberg, Cristóbal M. Hicken. La Academia Argentina de Ciencias lo nombraría su presidente honorario; la de Medicina le daría plaza de académico honorario, y el Museo de Historia Natural el título de "protector". Al cumplir los 75 años el Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires creó un premio que lleva su nombre.

sábado, 30 de abril de 2011

El Noroeste Argentino


. Está constituida por las provincias de Jujuy, gran parte de Salta, una zona de Tucumán y otra de Catamarca. Limita al este con la región chaqueña, al sur con la de las Sierras Pampeanas y al oeste con las repúblicas de Bolivia y Chile.

LUGARES TURÍSTICOS MÁS POPULARES:
Torre de Santa Bárbara

La incomparable Quebrada de Humahuaca; 

Tren a las Nubes

Los Valles Calchaquíes;

 Cuesta del Portezuelo

Termas de Río Hondo
  Pintorescos pueblitos, cuestas y quebradas, parques nacionales, fuentes termales, ruinas indígenas, aldeas aborígenes, festivales, paseos artesanales, entre otras alternativas de similar atractivo, integran la propuesta turística de la Región Noroeste, cuya variación de climas permite el desarrollo de las más diversas actividades.

Desde el punto de vista geográfico el Noroeste muestra ámbitos y paisajes de gran contraste. 
Se encuentran desde picos de 6.000 metros de altura hasta zonas selváticas, desiertos, valles y quebradas. Hacia el oeste la zona está recorrida por cordones montañosos de la cordillera y precordillera de los Andes y como forma de relieve se destaca una gran meseta situada a 3.800 metros de altura: la puna.
 
A las zonas áridas y escarpada de la cordillera se opone la selva de las sierras subandinas que abarca las provincias de salta, Tucumán y Jujuy.
Según la posición geofísica y la altura se pueden observar diferentes tipos de clima.
 La puna es fría y seca. 
Las selvas montañosas están caracterizadas por la lluvia, que determina un clima húmedo con temperaturas templadas.
En los bosques montanos el clima es templado, con menos lluvias que en la región anterior, pero los inviernos son fríos. 
En el sistema de valles, en el centro y hacia el sur, el clima es cálido y con pocas lluvias.
Dentro del sistema hidrográfico se encuentran dos ríos importantes: el río Bermejo y el Salado del Norte.
Río del Parque Naional El Rey

Flora y fauna del la región
En el desierto puneño, desierto caracterizado por extremas variaciones térmicas entre el día y la noche  encontramos a la chinchilla, la vicuña, el gato andino, el cóndor y en los muy alcalinos y salados lagos puneños enormes bandadas de flamencos, aquí el superpredador exclusivo es el puma, al este de la zona puneña, en tierras paulatinamente más bajas, húmedas y fértiles la fauna encuentra aumentada su diversidad: se mantiene el puma pero éste le deja el rango de superpredador focal al yaguar,  destacándose entre las aves la rhea llamada surí o ñandú.
 En las selvas de la yunga se encuentran ardillas coloradas o "nueceros" (Sciurus ignitus ), monos caí otitípavas como las yacú y la charata, y las mayores águilas del planeta: las majestuosas águilas harpías o arpías.
 En  la región Noroeste con la chaqueña se encuentra el ciervo llamado taruca. Como en casi toda la Argentina continental americana son aquí también frecuentes los zorros y diversas clases de armadillos, en especial el quirquincho.








La Flora
Se destaca el cardón, palo blanco, palo amarillo, laurel, lapacho, cebil, cedro, nogal criollo, roble criollo, quina, peteribí, mora amarilla, helechos, lianas, enredaderas, orquídeas, begonias, musgos y líquenes.
El paisaje de la Puna esta casi desprovisto de árboles, salvo los bosquecillos de queñoa que crecen en las nacientes de los arroyos, quebradas resguardadas o en las laderas de los cerros entre los 3.500 y 4.300 m.s.n.m.
La comunidad vegetal dominante es la estepa arbustiva con arbustos bajos









Esta es sólo una pequeña muestra de la región Noreste de Argentina, muy recomendada para visitarla.

https://www.facebook.com/groups/sandra65/

El crisantemo, flor representativa del otoño japonés

<a href="https://www.nippon.com/es/japan-data/h0146risantemo, flor representativa del otoño japonés</a>: El crisantemo es una ...